viernes, 16 de marzo de 2012

The end of light.

Sólo son las dos, y ya atardece. Atardece donde las costillas son los rayos de la poca luz que queda. Atardece en un corazón donde la banda sonora era el correr de la sangre azul. Atardece en la Alhambra, donde aquel sol murió contemplando lo que más tarde moriría. Atardece sobre el río, donde el frío y el miedo arremetieron contra el calor y la confianza. Atardece sobre mejillas barnizadas de besos, desgastadas por la dulce lluvia de los ojos. Atardece en la carretera que unía lo ahora desunido. Atardece un domingo de noviembre, llevándose al oeste la luz, y la luz. Atardece en la estación que de tantas despedidas es testigo. Atardece incluso en la Puerta del Sol. Atardece en mí, en ti; en nosotros. Y ya no hay amanecer.

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